jueves, 24 de mayo de 2012

Que este sea el mejor día de tu vida.


 Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.
Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.
Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.
Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes.
No revuelvas una herida que está cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos.
¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.
No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.
No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.
No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.
No sufras por lo que viene, recuerda que “cada día tiene su propio afán”.
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.
Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.
Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.
Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.
Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.
Trabajo es sinónimo de nobleza.
No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.
El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.
No existen trabajos humildes.
Sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.
Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.
Dios nos ha creado para realizar un sueño.
Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.
Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.
Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.
El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.
Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

El gozo del ahora


 El Yoga enseña que nosotros no somos ni el cuerpo ni la mente. Experimentamos constantemente nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, pero no somos eso. El yogui no intenta, sin embargo, ignorar o reprimir estas experiencias, sino ser lo más consciente posible de ellas. ¿Cómo? Adopta constantemente la actitud del testigo, observando todo lo que pasa en su consciencia, contemplando el drama - o la comedia - de la vida que se desarrolla a su alrededor y dentro de él.

La actitud vigilante del testigo permite al yogui no ser arrastrado por el espectáculo de la vida. Por ejemplo, uno puede pensar: “es triste que hoy no haga sol”, y al momento, al identificarse con este pensamiento, ordenar al propio cuerpo que se deprima, que segregue tristeza, y que todo el organismo físico responda en consecuencia. Todos hacemos esto en mayor o menor medida, somos arrastrados por el primer pensamiento que pasa por nuestra cabeza, no importa cuál sea. Es como ir andando por la calle y comerse la primera cosa que uno encuentra en la acera.

El yogui, en cambio, mantiene una actitud vigilante y consciente, y en el momento en el que aparece el pensamiento “es triste que hoy no haga sol” por su cabeza, puede pensar a continuación: “éste es sólo un pensamiento; puedo aceptarlo o no, o puedo escoger pensar que ahora me siento en paz”, o puede pensar también: “vaya pensamiento más ridículo acaba de entrar en mi cabeza”.

Cuanto más desarrolla uno la actitud del testigo respecto a todo, más gozosa se vuelve la vida. Porque la actitud de ser testigo, de ser consciente, produce gozo. Normalmente asociamos la felicidad con un determinado hecho externo, pero todos los hechos externos son temporales, vienen y van. El gozo es una alegría suave y constante, incondicional, que no depende de nada. El Yoga nos enseña que el gozo forma parte de nuestra naturaleza, es nuestra naturaleza real. Y cuanto menos nos identificamos con lo que no somos (el cuerpo, la mente, las emociones), mediante el desarrollo voluntario de nuestra consciencia de testigo, más experimentamos nuestro gozo, nuestra naturaleza real.

De modo que el gozo, lo que todos buscamos, lo tenemos ya, aquí y ahora. Pero nadie vive en el ahora, aunque sea éste el único sitio real, el único sitio donde se puede existir. La mente, el ladrón de la consciencia, adora vivir en el pasado o en el futuro: lo que hice, lo que me hicieron, lo que tendré en el futuro para ser feliz, la futura experiencia material o espiritual que debo conseguir… etc. En realidad el pasado no existe y el futuro tampoco, ambos son sólo ensoñaciones de la mente. Los Siddhas decían que “estamos soñando con los ojos abiertos”. Lo único que tenemos es el ahora.

Cuanto más somos testigos de nuestra propia mente, menos poder tiene ésta sobre nosotros. La mente es un instrumento, como el cuerpo, y debe ser usada; pero uno no debe ser usado por ella. El Kriya Yoga de Babaji ofrece diferentes técnicas para aprender a dominar la mente y desarrollar la consciencia o el estado del testigo. Conforme uno desarrolla constantemente este estado, llega un momento en que la vida se vuelve más y más gozosa e interesante, no importa lo que suceda.


Soltar

..es tiempo de soltar, es tiempo de cerrar ciclos, Karmas y abrirte a una nueva relación contigo, con la vida, con tu función desde tu corazón a TODO.


  Que siempre sea la primera vez que te conozca...sin nada más que el ahora, sin nada más que amarte completamente.