miércoles, 26 de enero de 2011

La atención te libera.




Cuando el cuerpo nace, le acontecen todo tipo de cosas y usted toma parte en ellas, debido a que usted se toma a usted mismo por el cuerpo. Usted es como el hombre en el cine, que ríe y llora con la película, aunque sabe muy bien que él está todo el tiempo en su butaca y que la película no es nada más que el juego de la luz. Es suficiente llevar la atención desde la pantalla a uno mismo para romper el hechizo. Cuando el cuerpo muere, el tipo de vida que usted vive ahora —una sucesión de aconteceres físicos y mentales— se acaba. Puede acabar ahora mismo —sin esperar a la muerte del cuerpo— es suficiente llevar la atención al Sí mismo y mantenerla ahí. Todo acontece como si hubiera un poder misterioso que crea y que mueve todo. Dése cuenta de que usted no es el movedor, solo el observador, y usted estará en paz.
Int: ¿Está ese poder separado de mí?
Mah: Por supuesto que no. Pero usted debe comenzar siendo el observador desapasionado. Solo entonces usted se dará cuenta de su ser pleno como el amante y actor universal. Mientras usted esté inmerso en las tribulaciones de una personalidad particular, usted no puede ver nada más allá de ella. Pero finalmente usted llegará a ver que usted no es ni lo particular ni lo universal —usted es más allá de ambos. Lo mismo que la minúscula punta del lápiz puede dibujar innumerables imágenes, así también el punto sin dimensiones de la presenciación dibuja los contenidos del vasto universo. Encuentre ese punto y sea libre.
Int: ¿De qué creo yo este mundo?
Mah: De sus propios recuerdos. Mientras usted es ignorante de usted mismo como el creador, su mundo es limitado y repetitivo. Una vez que usted va más allá de su autoidentificación con su pasado, usted es libre de crear un mundo nuevo de armonía y belleza. O usted simplemente permanece —más allá del ser y del no ser.
Int: ¿Qué quedará conmigo, si dejo que se vayan mis recuerdos?
Mah: Nada quedará.
Int: Tengo miedo.
Mah: Usted tendrá miedo hasta que experimente la libertad y sus bendiciones. Por supuesto, se necesitan algunos recuerdos para identificar y guiar al cuerpo y tales recuerdos permanecen, pero no queda ningún apego al cuerpo como tal; el cuerpo ya no es el terreno del deseo y del temor. Todo esto no es muy difícil de comprender y de practicar, pero usted debe estar interesado. Sin interés, no puede hacerse nada.
Habiendo visto que usted es un paquete de recuerdos sujetos por el apego, salga y mírelo desde fuera. Usted puede percibir por primera vez algo que no es recuerdo. Usted cesa de ser un señor fulano, ocupado en sus propios asuntos. Usted está por fin en paz. Usted se da cuenta de que nada ha estado nunca mal en el mundo —solo usted estaba mal y ahora todo ha terminado. Usted nunca más será atrapado en las redes del deseo nacido de la ignorancia.

Nisargadatta Maharaj

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