jueves, 25 de noviembre de 2010

Un vehiculo para explorar la realidad


El instructor tibetano Tarthang Tulku ha dicho:
Los sueños son una reserva de conocimiento y experiencia,
y aun así a menudo se los pasa por alto como
vehículo para explorar la realidad.
Durante más de mil años los budistas tibetanos han usado
el sueño lúcido como medio de experimentar la naturaleza
ilusoria de la realidad personal y como parte de un
conjunto de prácticas que, según dicen, llevan a la iluminación
y el descubrimiento de la naturaleza última del ser.
También los sufíes utilizan los sueños lúcidos, o algo parecido,
para propósitos espirituales. El famoso sufí español
del siglo XII Muhiyuddin Ibn ElArabi
parece ser que recomendaba que 
“una persona debe controlar sus pensamientos
en el sueño. Este entrenamiento del estado de alerta
[...] producirá al individuo grandes beneficios. Todos deberíamos
aplicarnos al logro de esta habilidad de tan gran valor”.

Tarthang Tulku explica los beneficios de los sueños lúcidos
del siguiente modo: “Las experiencias que obtenemos a
partir de las prácticas que realizamos durante nuestro sueño
pueden ser traídas a la experiencia de nuestra vigilia.
Por ejemplo, las imágenes aterradoras que vemos en nuestros
sueños podemos aprender a cambiarlas por formas pacíficas
Usando el mismo proceso podemos transmutar en
consciencia incrementada las emociones negativas que sentimos
durante el día. De este modo podemos usar nuestras
experiencias oníricas para desarrollar una vida más
flexible”.
“Con práctica continuada”, continúa Tulku, “vemos cada
vez menos diferencia entre la vigilia y el estado de sueño.
Nuestras experiencias en vigilia se vuelven más vívidas y variadas,
el resultado de una consciencia más ligera y refinada
[...] Esta clase de consciencia, basada en la práctica con los
sueños, puede ayudar a crear un equilibrio interior. La consciencia
nutre a la mente en una forma que alimenta a todo
el organismo viviente. La consciencia ilumina facetas de la
mente antes no vistas, e ilumina el camino para que exploremos
nuevas dimensiones de la realidad”.
De acuerdo con La Doctrina del Estado de Sueño, un antiguo
manual tibetano de yoga del sueño lúcido, la práctica
de determinadas técnicas de control de los sueños lleva a la
capacidad de soñar con cualquier cosa imaginable.8 Tulku
hace una afirmación similar: “Los yoguis avanzados son capaces
de hacer cualquier cosa en sus sueños. Pueden convertirse
en dragones o en pájaros míticos, hacerse más grandes
o más pequeños o desaparecer, volver a la infancia y vivir
experiencias de nuevo, o incluso volar por el espacio”.
Las posibilidades para el cumplimiento de deseos de este
grado de control de los sueños pueden parecer irresistibles,
pero los yoguis tibetanos del sueño colocan sus miras muy
por encima de la persecución de cualquier placer trivial.
Para ellos el sueño lúcido representa “un vehículo para ex
plorar la realidad”, una oportunidad para experimentar con
y darse cuenta de la naturaleza subjetiva del estado de sueño
y, por extensión, de las experiencias de vigilia también.
Ellos consideran que tal comprensión lleva consigo el más
profundo de los significados posibles.
Percatarse de que nuestra experiencia de la realidad es
subjetiva, más que directa y real, puede tener implicaciones
prácticas. De acuerdo con Tulku, cuando pensamos en todas
nuestras experiencias como subjetivas y, por tanto, como un
sueño, “los conceptos y las autoidentidades
que nos han encajonado comienzan a caer. Al volverse menos rígida
nuestra autoidentidad, nuestros problemas se vuelven más
ligeros. Al mismo tiempo se desarrolla un consciencia en un
nivel mucho más profundo”. Como resultado, “incluso las
cosas más difíciles se vuelven agradables y fáciles. Cuando
uno se da cuenta de que todo es como un sueño, alcanza la
consciencia pura. Y la vía para lograr esta consciencia es
comprender que toda experiencia es como un sueño”.
Stephen LaBerge

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