domingo, 1 de enero de 2012

Se tu mismo, se el amor.


Sé sincero en la acción; nunca pretendas aparecer diferente de como realmente eres, porque toda simulación es un obstáculo para la luz de la verdad, que debería resplandecer a través de ti como la luz solar refulge a través de un límpido cristal.

Aprende a distinguir entre lo egoísta y lo desinteresado. Porque el egoísmo tiene muchas formas y cuando crees haberlo destruido por fin en una de ellas, surge en otra tan fuerte como siempre. Pero gradualmente estarás tan lleno del pensamiento de ayudar a los demás que no tendrás ya lugar ni tiempo para pensar en ti mismo.

Por lo tanto, deberás hacer el bien por amor al bien y no con la esperanza de recompensa; deberás trabajar por amor al trabajo, no con la esperanza de percibir el resultado; deberás dedicarte al servicio del mundo porque lo amas y porque no puedes prescindir de ayudarlo.
La sabiduría que capacita para ayudar, la voluntad que dirige a la sabiduría, el amor que inspira la voluntad: he ahí las cualidades por adquirir. Voluntad, Sabiduría y Amor.

De todas las cualidades requeridas, la más importante es el amor, porque si el amor está suficientemente desarrollado en un ser, le obliga a adquirir todas las demás; y todas ellas sin amor, jamás serían suficientes.
 

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