viernes, 2 de marzo de 2012

Asentimiento.

Ni bien asiento a alguien tal como es, él se libera de mí y yo me libero de él.

Al mismo tiempo, mi asentimiento me une a él.

A través de mi asentimiento viene a mi encuentro; viene, libre, a mi encuentro.

Ante mí no necesita esconder nada. No necesita ocultarse porque para mí puede estar tal como es.

Mi asentimiento le permite mostrarse ante mí.

En mi asentimiento hacia el otro también me asiento a mí tal como soy. Dado que yo me asiento a mí mismo, me muestro tal como soy, porque mi asentimiento a mí es independiente del asentimiento de los otros hacia mí.

Es cierto que mi asentimiento a mí, dado que gracias a él no necesito ocultar nada frente a otros, también hace más fácil para los demás asentir a mí.

A través de mi asentimiento hacia mí en lo más íntimo me vuelvo igual a ellos y no me encuentro ni por encima ni por debajo de ellos.

El asentimiento es un movimiento creador. El efecto que tiene permite avanzar. Pone en funcionamiento a algo. Al mismo tiempo, supera aquello que se le contrapone. Lo nivela. A través del asentimiento hacia mí, hacia los otros y hacia todo en el mundo tal como es, nuestras relaciones se vuelven sencillas por estar más allá de las propias expectativas y angustias. Todo se despliega a su manera y está al servicio de todo lo demás al mismo tiempo.

Nuestro asentimiento también asiente a los límites, se mueve dentro de sus límites. También asiente a los opuestos y los sintoniza entre sí. Los une de manera creativa y los hace prosperar.

Este asentimiento es amor, libre de intención y libre de temor. Está en sintonía con aquel movimiento creador del cual todo aquello que existe toma su existencia y que, asintiendo, lo mantiene en existencia tal como es.

Este asentimiento completa —todo.



de BERT HELLINGER, del libro "PLENITUD - El viaje del Nagual".

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